Tan amada...

Momentos de inexplicable melancolía que muchas veces no aprendo a sortear, por fortuna siempre hay un ojo atento, un oído preparado y un par de brazos que abrazan fuerte y desinteresadamente sin siquiera habérselos solicitado.
Parece que hasta a los que nos cuesta pedir ayuda nos son asignados "reales ángeles" que atesoran nuestros momentos más inciertos, nuestros silencios profundos, hasta las ausencias justificadas y no justificadas.
Estoy contenta, me siento plena, mimada, dichosa de vivir más allá de las extrañas sensaciones, del pasado empolvado que muchas veces se reniega a partir.
Hoy digo más que gracias!!